El paladio, al igual que el platino, está infravalorado y bien posicionado para lanzarse a su propio mercado alcista, siguiendo el poderoso y aún en desarrollo mercado alcista de los metales preciosos.
Si bien el oro y la plata han estado en el centro de atención últimamente, conviene destacar la oportunidad que presenta otro metal precioso subestimado: el paladio. Tanto el platino como el paladio forman parte de un grupo conocido como metales del grupo del platino (MGP), que comparten propiedades químicas, aplicaciones industriales, rareza y precios históricamente altos. Recientemente, ambos metales han experimentado fuertes aumentos de precio al sumarse al mercado alcista general de metales preciosos que comenzó a principios de 2024.
El paladio es un metal blanco plateado brillante descubierto en 1802 por William Hyde Wollaston. Es similar al platino, pero menos denso y con el punto de fusión más bajo de los metales del grupo del platino. No reacciona con el oxígeno a temperaturas estándar, lo que significa que no se deslustra al contacto con el aire.
Al igual que el platino, el paladio es extremadamente raro: unas 15 veces más que el oro. Para dimensionar su escasez, si todo el oro extraído cupiera en tres piscinas olímpicas, todo el platino cabría en una casa típica y todo el paladio en una sala de estar.
Debido a la rareza de sus yacimientos, Rusia y Sudáfrica representan el 78% del suministro mundial. El paladio es esencial en convertidores catalíticos, fabricación de productos químicos, electrónicos, tecnologías biomédicas y de control de la contaminación. También se usa en joyería e inversión, aunque solo un 2% de la demanda proviene de esta última. El 82% de la demanda corresponde al sector automotriz, un 5% a la industria química, otro 5% a la electrónica y apenas un 1% a la joyería.
Por su fuerte dependencia de la industria automotriz e industrial, el paladio es mucho más sensible a los ciclos económicos que el oro o la plata. Esta sensibilidad ha limitado el entusiasmo de algunos inversores, sobre todo considerando la posibilidad de crisis económicas. Sin embargo, el paladio puede tener valor como parte pequeña de una cartera diversificada (alrededor de un 5% en carteras grandes ya bien respaldadas por oro y plata).
El mercado global del paladio es muy pequeño en comparación con el del oro y la plata: el valor de las reservas sobre la superficie asciende a 26,6 billones de dólares en el caso del oro, 442.000 millones en plata y apenas 18.560 millones en paladio. Esta escala reducida aumenta la volatilidad, pero también abre un potencial alcista considerable: incluso pequeñas entradas de capital pueden impulsar con fuerza su precio.
La producción está altamente concentrada: en 2024 Rusia produjo 75 toneladas métricas, Sudáfrica 72, Canadá y Zimbabue 15 cada uno, y EE. UU. apenas 8. Esto refuerza su dependencia de países expuestos a inestabilidad política y laboral, lo que añade riesgo al suministro.
Desde 2010 el mercado del paladio ha estado en déficit todos los años salvo en 2011, con un promedio de 15,55 toneladas métricas de déficit anual. Las causas son las mayores exigencias en normas de emisiones, el estancamiento de la producción minera y un reciclaje limitado. Esto ha reducido notablemente los inventarios, volviendo al mercado vulnerable a picos de precios como los ocurridos entre 2019 y 2021. Aunque en 2025 se espera un mercado más equilibrado, los factores estructurales detrás del déficit permanecen.
Un riesgo adicional es la transición hacia vehículos eléctricos, que reducen la demanda de catalizadores. No obstante, este riesgo ya se descuenta en los precios. Además, políticas favorables a combustibles fósiles, como las impulsadas por la administración Trump, podrían sostener o incluso aumentar la demanda de paladio en el sector automotriz y en la refinación de petróleo.
En el análisis técnico, el paladio muestra desde 2022 un patrón de suelo redondeado, típico antes de movimientos alcistas. En 2025 acumula un alza de alrededor del 40%. Si supera con fuerza la zona de resistencia de 1200–1400 dólares, se confirmaría un nuevo mercado alcista. A largo plazo, rompió la tendencia bajista iniciada en 2021, lo que sugiere el fin del ciclo de caídas.
En términos de valoración, el precio ajustado a la inflación ronda los 1300 dólares, por debajo de los picos de 2001 (1933 dólares) y 2021 (3583 dólares). También la ratio paladio/M2 estadounidense está en mínimos de una década, y en comparación con el oro, el paladio está en niveles relativos muy bajos desde 2008. Desde el año 2000, el oro subió 1231%, la plata 767% y el paladio solo 188%, lo que sugiere margen para recuperar terreno. Otro factor es la debilidad del dólar. Una tendencia bajista en la divisa suele impulsar las materias primas. Con el índice dólar habiendo perdido el soporte clave de 100, aumenta la probabilidad de nuevas caídas, lo que favorecería a metales como el paladio.
En términos relativos, las materias primas están muy infravaloradas frente a las acciones. La relación paladio/Dow se encuentra en mínimos históricos, lo que refuerza la posibilidad de una rotación de capital hacia los metales y el sector de recursos naturales.
Para invertir en paladio, existen opciones como lingotes y monedas físicas (ej. American Palladium Eagle, Canadian Maple Leaf, Chinese Panda), ETFs, futuros y derivados, o acciones de mineras de metales del grupo del platino.
El paladio tiene fundamentos alcistas apoyados en su limitada oferta sobre el suelo, un posible quiebre técnico alcista, baja valoración relativa frente al oro, la inflación, la oferta monetaria y las acciones. Además, podría beneficiarse de un superciclo de materias primas que impulse todo el sector. Pese a su volatilidad y sensibilidad cíclica, tiene valor como pequeña parte de una cartera diversificada que priorice primero oro, luego plata y finalmente exposición selectiva a metales como el paladio y acciones mineras de calidad.
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