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La plata como dinero real: cuando el metal precioso unió al mundo vikingo y al mundo islámico

viernes, 21 de noviembre de 2025

En los mercados modernos, el valor del dinero depende de bancos centrales, políticas monetarias y confianza en una divisa. Pero durante siglos, el dinero se definió por algo mucho más simple y sólido: su contenido metálico. La historia de la plata islámica hallada en los territorios vikingos es uno de los ejemplos más claros de cómo los metales preciosos funcionaron como un medio de intercambio verdaderamente universal.

Dirhams en Escandinavia: evidencia de un estándar monetario global

En 1844, el hallazgo fortuito de un gran tesoro compuesto por joyas y monedas de plata con inscripciones árabes reveló una sorprendente conexión: gran parte de esa plata provenía del Califato Abasí, uno de los principales centros económicos de la época.

Lejos de ser un hallazgo aislado, los descubrimientos arqueológicos posteriores confirmaron que miles de dirhams ingresaron y circularon en la economía vikinga. Se estima incluso que hasta mil millones de monedas de plata pudieron haber llegado al norte entre los siglos VIII y X.

Este flujo masivo de metal precioso pone de manifiesto algo fundamental: la plata actuaba como un activo monetario global, aceptado y valorado en regiones que no compartían idioma, religión ni sistemas políticos.

Comercio impulsado por un metal de valor intrínseco

Los vikingos llevaron pieles, astas de reno, cuero y esclavos a rutas comerciales que conectaban Escandinavia con el mundo islámico. A cambio, exigían algo más valioso que cualquier divisa: plata pura.

Una vez en el norte, estos dirhams eran usados como dinero verdadero:

  • Se fragmentaban para realizar pagos exactos según su peso.
  • Se fundían en lingotes, estandarizando su uso comercial.
  • Se marcaban con pequeñas muescas para verificar la pureza del metal.

La procedencia no interesaba; el contenido metálico sí. Esta lógica —que el valor reside en el material, no en la autoridad que lo emite— es la misma que sustenta a los metales preciosos como reserva de valor en la actualidad.

Por qué la plata sigue siendo dinero, 1.100 años después

El atractivo que tuvo la plata para los pueblos vikingos no es distinto del que tiene hoy para inversionistas, instituciones y quienes buscan preservar capital en el largo plazo. La plata:

  • mantiene valor intrínseco,
  • es fácil de transportar,
  • es globalmente reconocida,
  • y no depende de la estabilidad política, la inflación ni la solvencia de un emisor.

Por eso, una moneda de plata acuñada hace más de mil años aún puede valorarse y comercializarse hoy en prácticamente cualquier mercado del mundo.

Difícilmente un billete moderno pueda ofrecer esa misma garantía dentro de 1.000 años.

Una lección para el mercado actual

La circulación de dirhams en Escandinavia no es solo una anécdota histórica: es una demostración empírica de que los metales preciosos han sido —y continúan siendo— el estándar monetario más sólido a través del tiempo.

La plata no solo unió dos mundos distantes; estableció un lenguaje común de valor que sigue vigente hasta hoy.

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