A pesar de su reputación como activos estables y refugios seguros, el oro y la plata han mostrado una fuerte volatilidad en las últimas semanas, con movimientos bruscos en ambas direcciones. Este cambio de comportamiento ha generado amplio debate en el mundo financiero, especialmente tras las fuertes caídas recientes: el oro pasó de 4.400 a 4.000 dólares (una pérdida del 9%) y la plata de 54 a 48 dólares (una baja del 11%) en solo unos días.
Sin embargo, esta volatilidad era previsible. Ya en agosto se había anticipado este escenario, cuando el mercado mostraba una calma inusual antes del repunte de 1.000 dólares por onza del oro en otoño. Este análisis busca contextualizar las recientes fluctuaciones y explicar por qué la actual ola de volatilidad debería estabilizarse pronto.
La volatilidad en los mercados financieros es cíclica. Aunque los precios de los activos no siguen ciclos perfectamente definidos, su volatilidad sí lo hace, alternando entre períodos de calma y de fuerte agitación. Los momentos de baja volatilidad acumulan presión, generando luego picos abruptos que más tarde vuelven a disminuir, repitiendo el ciclo.
Una de las herramientas más utilizadas para medir esta dinámica son las Bandas de Bollinger, que se basan en un promedio móvil de 20 períodos y dos desviaciones estándar por encima y por debajo del precio. Cuando las bandas están cercanas, reflejan baja volatilidad; cuando se separan, indican alta volatilidad. El indicador de “ancho de banda de Bollinger” facilita medir este fenómeno, mostrando claramente cuándo un activo atraviesa fases de calma o de movimientos intensos.
Un concepto clave derivado de esto es la contracción de volatilidad, que ocurre cuando las bandas se estrechan de forma extrema. Este fenómeno suele anticipar un aumento repentino de volatilidad o ruptura de volatilidad, precediendo a grandes movimientos de precios, tanto al alza como a la baja. Es comparable a un resorte comprimido que se libera de golpe.
Durante estos períodos, los activos suelen moverse lateralmente y el interés del mercado disminuye. Justo cuando los inversores pierden atención, suele surgir un catalizador que impulsa un nuevo ciclo de fuerte tendencia. Ejemplos recientes, como el del platino, muestran cómo tras una contracción prolongada, el metal subió cerca de un 50 % en pocos meses.
En agosto se observaban claras contracciones de volatilidad en el oro y la plata, las cuales dieron paso a rupturas alcistas en otoño. El oro, por ejemplo, aumentó cerca de 1.000 dólares por onza tras romper su fase de calma. Posteriormente, las oscilaciones en ambas direcciones explican los recientes retrocesos pronunciados. La plata y su Índice de Precio Sintético (SSPI) mostraron patrones similares, confirmando que los movimientos no fueron casuales. Lo mismo ocurrió en otros metales como el cobre, el platino y el paladio, así como en las acciones y ETF de minería de metales preciosos (GDX, GDXJ, SIL, SILJ), que experimentaron movimientos abruptos por las mismas razones.
Toda esta evidencia muestra que la actual volatilidad en el sector de metales preciosos es consecuencia natural de la fase extremadamente baja observada durante el verano. Dado el carácter cíclico del fenómeno, es probable que la volatilidad disminuya de forma significativa en los próximos meses. Los indicadores técnicos ya muestran señales de estabilización, lo que podría traer un respiro a los inversores tras semanas de fuertes fluctuaciones.
En cuanto al oro, se espera una consolidación lateral a medida que el mercado se recupera de su sobrecompra. Es probable que los precios se mantengan por encima de los 4.000 dólares, probando ese nivel varias veces antes de acumular fuerza para un nuevo impulso alcista que podría llevarlo a los 5.000 dólares hacia 2026. Esta proyección es compartida por varias instituciones financieras internacionales como Goldman Sachs, Bank of America, HSBC y Société Générale. Incluso Jamie Dimon, CEO de JPMorgan, ha señalado que el oro podría alcanzar niveles de 5.000 o incluso 10.000 dólares en el contexto actual.
En resumen, aunque la reciente volatilidad sorprendió a muchos, era un comportamiento esperable dentro de los ciclos naturales del mercado. Lo más probable es que la volatilidad continúe reduciéndose hacia fin de año, devolviendo estabilidad al oro, la plata y las acciones mineras, y preparando el terreno para la próxima fase alcista de un ciclo que, según los análisis, aún se encuentra en sus primeras etapas.
Money Metals
