La plata sigue estando disponible a precios atractivos, incluso después del fuerte aumento que la llevó de 33 a más de 37 dólares por onza en junio. A pesar de esta subida, diversos indicadores muestran que la plata continúa infravalorada desde una perspectiva histórica.
Una de las señales más claras de esta infravaloración es la relación entre el precio del oro y el de la plata. Actualmente, se necesitan cerca de 90 onzas de plata para comprar una onza de oro. Sin embargo, el promedio histórico moderno de esta relación es de aproximadamente 60 a 1. Esto sugiere que, en comparación con el oro, la plata tiene bastante margen para subir.
Cada vez que esta relación se ha desviado tanto de su promedio, la plata ha tendido a recuperar terreno rápidamente. Ha ocurrido en ciclos anteriores: cuando el oro sube, la plata no solo lo acompaña, sino que a menudo lo supera en rendimiento.
Un ejemplo reciente se vio en 2020, cuando la relación oro-plata alcanzó un nivel récord de 123 a 1 durante la crisis por la pandemia. En poco tiempo, esa diferencia se redujo a cerca de 60 a 1, impulsada por políticas monetarias expansivas. Algo similar sucedió en 2011, cuando la relación cayó a 30 a 1 después de haberse ampliado tras la crisis financiera de 2008.
Aunque la relación ha mejorado recientemente, todavía está lejos de su nivel promedio, lo que indica que hay un amplio potencial de apreciación para la plata.
Por otro lado, la dinámica entre la oferta y la demanda también refuerza esta visión. En 2024, la demanda total de plata superó la oferta por cuarto año consecutivo. En particular, el uso industrial de la plata alcanzó un nuevo récord, debido a su creciente aplicación en tecnologías como la energía solar, la electrónica y los vehículos eléctricos.
Si bien la demanda de inversión cayó en 2024 —con menos compras de monedas y barras de plata—, la demanda industrial logró sostener el mercado y generó un déficit estructural de casi 149 millones de onzas. Este desequilibrio entre oferta y demanda es una señal positiva para los precios a futuro, especialmente si el interés por parte de los inversionistas se reactiva.
A esto se suma un panorama técnico muy positivo. Según varios analistas, las condiciones actuales muestran un patrón típico que históricamente ha anticipado movimientos alcistas importantes. Este tipo de comportamiento ya se ha visto en el oro, que vivió una fuerte alza a partir de 2023 tras una estructura similar.
El consenso entre diversos expertos es que la plata está en una posición favorable para otro impulso significativo, muy parecido al que vimos en junio. Si la demanda de inversión vuelve a activarse y los desequilibrios de oferta persisten, el precio de la plata podría experimentar un nuevo tramo de crecimiento relevante.
En resumen, a pesar de la reciente subida, la plata sigue cotizando a niveles históricamente bajos en relación con el oro y con respecto a su valor real basado en fundamentos. Esto sugiere que aún está a la venta y que su potencial de crecimiento permanece intacto.
Mike Maharrey, Money Metals